ECONOMÍA
Economía y política
tecnócrata.
2. Técnico o
persona especializada en alguna materia de economía, administración, etc., que
ejerce su cargo público con tendencia a hallar soluciones eficaces por encima
de otras consideraciones ideológicas o políticas.
Europa está en llamas. Arde y las
llamas nacen de una crisis importante y continua, de las que perduran en el
tiempo y en la memoria colectiva de los ciudadanos europeos. Una crisis que se
ha llevado por delante a los gobiernos de Reino Unido, Irlanda, Grecia, Italia
y España. En unos meses puede que también arrase con el gobierno francés. Los
datos son tercos y hacen que las heridas sean bastante urgentes y severas.
Estos días me ha llamado la
atención una serie de declaraciones del Mario Monti, el a día de hoy Primer
Ministro de Italia. A pesar de que después ha dado un paso hacia atrás, salió
de su boca una frase bastante perversa, hecha pública, en un gesto de
irresponsabilidad, olvidando que estamos todos en el mismo barco. Las palabras de
Mario Monti fueron las siguientes: España está dando a toda Europa motivos de gran preocupación porque
sus tasas de interés suben y basta poco para recrear fenómenos que, a través
del contagio, nos puedan afectar a nosotros.
A partir de las declaraciones y de hacer balance de los
acontecimientos de los últimos seis meses hay que hacerse una pregunta: ¿quién
es Mario Monti? Una pregunta bastante obvia pero que si nos metemos en el fondo
de los signos de interrogación encontramos una serie de cuestiones bastante
importantes. Estamos hablando de un economista, con un historial profesional
bastante curtido, que ha sido puesto a dedo para dirigir el país durante una
buena temporada, en teoría hasta 2013. No estamos hablando de un economista que
se hubiese presentado a las elecciones, las hubiese ganado y contase con el
apoyo de una parte importante de la población. Estamos hablando de un hombre
puesto en el trono por la Unión Europea. Este hecho, hace estallar por los
aires la soberanía popular del pueblo italiano. Bloquea las perspectivas de
cambio desde el interior en una UE en la que tampoco se manifiestan con
habitualidad los esquemas democráticos. Mario Monti no es más que una marioneta
cosida por la Unión Europea y puesta sobre el teatro italiano de la decepción
con la política anterior y el desánimo frente a una crisis devastadora. Este
tipo de decisiones, de imposiciones, son un atropello para un sistema
democrático que quiera ser tomado en serio.
La prima de riesgo echó de una patada en el costado al extravagante
Silvio Berlusconi (sí, inexplicablemente los italianos le seguían dando su
papeleta) y Mario Monti fue colocado esperando que un gobierno con técnicos en
lugar de políticos diera la vuelta a la situación. Hablando claro, la UE
necesita que haga las labores sucias, las reformas sangrantes y que aplique la
amada palabra austeridad sobre millones de italianos. Lógicamente un gobierno
sin tintes políticos, sin electorado, tomará medidas sin contemplaciones. No
hay coste político. Es intentar cortar el césped para que en el futuro los
italianos puedan sacar el balón y jugar el partido. El problema es si de tanto
cortar, se fulmina la hierba y el campo se convierte en un infierno de tierra y
piedras pasado por agua.
Un caso parecido pero en una situación más dramática es el de
Grecia. Ya es de sobra conocida su situación y, la diferencia se encuentra en
que ya está preparándose el terreno para las elecciones de Abril. También un
tecnócrata, en este caso, Lucas Papademos se puso al frente del gobierno. Desde el momento en que Papandreu,
su antecesor y elegido democráticamente, se enfrentó a la UE con su idea de
poner las medidas europeas a consulta, se inició el mecanismo de barrido que
terminó con su dimisión.
En los demás países con gobiernos arrasados por la crisis,
hemos tenido una situación, en este ámbito, más apacible, hemos podido elegir.
Esa es la diferencia existente. Importante, sí. Hay también una gran similitud:
nos decantemos por el bando que nos decantemos, la política económica que en
estos momentos va a aplicar, será la misma. Austeridad, austeridad y austeridad
aún a sabiendas de que puede llevar, en algunos países, como es el caso de
España, a una época de depresión económica.
Una persona elige entre distintos partidos políticos. Cuando
se acerca la fecha electoral ya tiene decidido el voto que deposita en la urna
el día marcado en el calendario. Dicen que el día de elecciones se celebra la
fiesta de la democracia.
Con la crisis, el gobierno de Italia cayó. El ciudadano
anterior no tuvo la oportunidad de elegir entre distintos partidos. Tampoco
pudo acudir a las urnas. Si hablásemos de una empresa, Monti sería el típico
enchufado. En Italia la fiesta de la democracia cerró por un tiempo. Ya no
queda ni la típica persona que se resiste a ir a casa y aprovecha la última
estrofa de la última canción para gritar como si el mundo fuese a explotar
mañana. Ahora la fiesta es privada. El ciudadano no está invitado.
Esperemos que la situación anterior no se convierta en
habitual y únicamente estemos hablando de situaciones puntuales.
Aunque estemos hablando de esto último, no dejan de ser peligrosas este tipo de
actitudes.
Por lo tanto debemos de hacernos una serie de preguntas. La
primera es; ¿están los tecnócratas interfiriendo en la democracia en estos casos?
La respuesta es positiva ya que no están elegidos por el pueblo. La segunda,
más precisa, sería; ¿interfieren los tecnócratas por norma general en la
democracia? La respuesta sería negativa. ¿Quien no quiere que la persona
encargada de la política económica sea economista o que el político que lleva a
cabo la política exterior sea un experto en relaciones internacionales y hable
cinco idiomas? Pues, imagino, que nadie. Necesitamos políticos preparados.
Políticos que puedan acreditar que saben de qué hablan, que conocen al fondo el
tema y que no son simples marionetas de la corriente general. Necesitamos
políticos que sepan expresarse ante situaciones comprometidas. Y, por último,
por encima de todo, necesitamos políticos elegidos por la ciudadanía. Si ya de
por sí acudimos a las urnas en pocas ocasiones y pintamos poco en la toma de
decisiones, que no nos quiten, la capacidad de elegir.
Daniel Franco
Daniel Franco
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