¿Qué es una burbuja?

28/04/2012

EcoDIDÁCTICA

Conceptos


Hace 4 años nos acostamos pensando en el prospero futuro y a la mañana siguiente amanecimos desnudos y sin dinero en los bolsillos. Hace 4 años la crisis económica apareció en las portadas de los periódicos y los agoreros subieron a los campanarios para hacer sonar la palabra del Dios Dinero. Hace 4 años notamos un aire frío que nos recorría las extremidades. Algunos le dieron importancia. El resto pensó que simplemente era la climatología típica de las fechas, que se alargaba el invierno y que las aves aún tardarían en volver. Hoy sabemos que ese tímido aire se transformó en un huracán, que el invierno cubrió con su manto gris este mundo tan conocido e inhumano y que las aves nunca volvieron, murieron en el camino.

El mundo desarrollado está en crisis mientras que el mundo subdesarrollado habita constantemente dentro de ella. No estamos acostumbrados a estos vaivenes en la carretera. Borramos de nuestra memoria colectiva los ciclos económicos pensando que en nuestra época hemos encontrado la cura para los momentos de penumbra. En un momento dado se produce el estallido y desayunamos con el periódico, un café y con un tipo llevándose nuestros muebles. Así estábamos, así estamos...

Ponemos nuestro dedo sobre el mapa y nos situamos en España. Mientras los alemanes bailaban en Benidorm un ciclón en forma de ladrillo y cemento acampaba por las ciudades españolas. España podía poner el cartel de “en construcción”.
La crisis económica española tiene esa peculiaridad. El sector de la construcción engordó hasta pillar una indigestión, es decir, se formó una burbuja económica de la que nadie se percató y nadie intentó pinchar. ¿He dicho burbuja? Bien, ahora que nos hemos encontrado con términos nuevos en el telediario de las 3 de la tarde  (prima de riesgo, agencias de calificación, Ere…) nos tenemos que preguntar, ¿por qué han aparecido sin avisar? La respuesta es lógica: estamos en crisis. Si ya, pero, ¿por qué esas palabras apuñalan constantemente a España? La respuesta es porque una burbuja inmobiliaria se pasó unos cuantos años haciendo regates a la economía española.
Y...¿qué es un una burbuja? Para responder a esta pregunta debemos de ignorar las fotos de nuestra infancia en donde las burbujas eran una cosa totalmente diferente. Nos hemos hecho mayores y ahora tenemos que entender el concepto como una subida anormal y prolongada del precio de un activo o producto, de forma que tal precio se distancia del real. Las burbujas se pueden generar alrededor de cualquier producto, desde una vivienda hasta un simple bulbo de tulipán.
Para desviarnos de tecnicismos es aconsejable acercarse al concepto describiendo las fases que lo generan. Todo tiene su inicio y su fin. En este caso el inicio es para la mayoría una película de “esperanza y de prosperidad” y el final es para muchos “una tragedia irremediablemente real”. Para el estudio de las fases nos valemos de los términos usados por Hyman Minsky.

Imaginemos el mercado de la vivienda. Imaginemos la vivienda como activo especulativo. La burbuja inmobiliaria, estamos acostumbrados a escuchar estas dos palabras unidas. Pues bien, estamos en España, un país en expansión económica. La economía crece a un ritmo superior al resto de las economías europeas. Hay dinero en los bolsillos y el sector inmobiliario se pone de moda. Todo el mundo quiere su piso. ¿Alquiler? Ni hablar. Todo el mundo quiere su piso en propiedad. Medio adolescentes abandonan la educación llamados por el dinero. A los 18 ya tienen su primer coche propio. A los 22 compran un piso con su pareja. ¿Caso extraño? No, nada extraño, aunque puede que el “a los 22” sea exagerar. El caso es que todo el mundo quiere una vivienda y por lo tanto ante una demanda creciente había que construir. Esta es la primera fase de una burbuja: un activo, en este caso la vivienda, se pone de moda. Minsky llama a esta fase Desplazamiento debido a que los inversores venden activos de su posesión para adquirir el puesto de moda.

La segunda fase es la de expansión y el economista estadounidense la denominó Recalentamiento. Al aumentar la demanda de vivienda aumenta el precio. Ante la subida de precio aparecen dos conceptos claves para entender el significado de una burbuja: la especulación y el endeudamiento. Todo el mundo quiere un hogar y el precio aumenta. Aparecen personas que adquieren una vivienda con la intención de venderla en el futuro debido a que los precios “siempre aumentan” y habrá personas dispuestas a comprar. A este fenómeno lo llamamos especulación. El segundo concepto básico, el de endeudamiento, aparece cuando las familias piden créditos para poder adquirir una vivienda. En España, los plazos de amortización de las hipotecas se alargaron y las entidades sobre-financiaban la adquisición de este tipo de activos.
En este momento siempre sale el típico economista en la televisión gritando: ¡Estamos hinchando una burbuja! ¡Va a estallar! Como las personas tienen su vivienda y si la situación se tuerce la pueden vender porque el precio se eleva, no están preocupadas y estos economistas son tachados como locos. Ya tenemos un economista arrinconado por un periodo de tiempo.

La expansión sigue con el tiempo pero ya aparecen síntomas de Vacilación. Así se llama la tercera fase.  El precio de la vivienda sigue aumentando y se desvía demasiado de su valor real. Laura pagó por su piso hace 4 años 150000€ y hoy vale 220000€, comenta la vecina cotilla a toda su escalera. Pues sí, el precio del activo está por las nubes y aparecen las dudas de si la tendencia continuará. Los especuladores disminuyen las compras y por lo tanto también aumentan las posiciones que quieren vender viviendas. Estamos ya en el descenso. En el inicio del descenso. La huida del ojo del huracán se ha puesto en marcha.

La cuarta fase es ya el Pinchazo. Minsky divide esta fase en tres manifestaciones. La primera es la del Apuro. El precio de la vivienda inicia su caída ya que la demanda se ha reducido y la oferta está aumentando. El precio cruza un determinado umbral y las entidades que habían concedido créditos y que tienen como garantía de pago esos activos ven que también desciende el valor de dicha garantía. De manera que las entidades exigen la devolución del crédito o más garantías ya que en el caso de que el deudor no hiciese frente al crédito las entidades se quedarían con viviendas con un precio inferior al de la entrega del crédito inicial. A Laura le dieron un crédito por 150000€ y ahora su casa vale 120000€, dice la vecina cotilla desde su puerta, es decir, si Laura no hace frente al pago de la deuda…la entidad se queda con un piso con un valor inferior. En la fase de apuro las entidades temen por sus balances. La segunda manifestación es llamada Revulsión o descrédito y ya no aparecen compradores de vivienda. En España con el estallido de la burbuja el paro aumentó debido a que un gran número de los ocupados españoles estaban dentro de ese sector y como consecuencia se encontraron de un día para otro en la calle. Nadie compra vivienda y el stock se va acumulando. En algunos casos puede haber contagio y otros activos verse afectados. La tercera y última manifestación del pinchazo es la del Pánico. Ya nadie quiere comprar el activo. Las personas necesitan devolver el préstamo para salir de la situación pero nadie quiere hacerse con el activo.

He adaptado las fases de una burbuja especulativa tomando como base la vivienda como activo a especular aunque podía haber empleado acciones que quizá es lo más habitual. El caso es que cualquier activo o producto puede ser fuente de especulación y todo se inicia con un aumento injustificado de su precio.

En España hay cientos de edificios postrados como muertos vivientes en las urbanizaciones. Nadie se acerca a ellos. El precio deberá seguir descendiendo hasta que la demanda se equilibre con la oferta. Aún queda un largo camino.

Ahora que ya entendemos el concepto de burbuja no estaría de más preguntarse si son previsibles. La respuesta es que es bastante complicado y lo importante está en conocer el momento en que se iniciará el descenso. Y, ¿Cómo pueden dificultarse? Pues haciendo caro el dinero. Las burbujas se van nutriendo gracias a los créditos que las entidades financieras otorgan para invertir en un activo. A mayor tipo de interés crediticio, menor será el número de personas que acudan a pedir un crédito. Lo ideal sería que según se va hinchando la burbuja los tipos de interés subieran. La parte negativa es que una subida de los tipos de interés podría traer consigo consecuencias negativas para una economía. Parece ser un o cenas pan o tomas vino, las dos cosas no puedes. De ahí que sea difícil tomar una decisión para los momentos de crecimiento de la burbuja. También podíamos abogar por las intervenciones ante la subida indiscriminada del precio de un activo. ¿Mayor regulación? Parece que el mundo va en la dirección contraria a esta palabra tan machacada últimamente. Entonces…¿Qué hacer cuando estallan las burbujas? Los teóricos dicen que hay que suministrar dinero al sistema para que la demanda no descienda hacia otros productos y no se genere así desconfianza. Parece que esta especie de solución en la España actual no se está llevando a cabo y el dinero fluye cada día con más dificultad en la economía. Para que el dinero aparezca de debajo de las piedras las entidades financieras han de hacer que se mueva. Para ello es necesario que dichas entidades estén en condiciones de hacerlo. ¿Lo están? ¿Están tan saneadas como nos dijeron hace 4 años? Ese es otro tema. Hace 4 años la ignorancia nos hacía mas felices, hoy la información y la realidad nos hace más daño y…¡eso que no sabemos toda la verdad!

Daniel Franco

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