Cuando la economía tumba gobiernos

16/05/2012

ECONOMÍA

Economía y política

Nunca nos habían interesado las páginas salmón de los periódicos. Las mirábamos como quien mira a un maniquí dentro de un escaparate. Estaban delante de nosotros pero parecían tan irreales… Los temas económicos estaban en manos de personas con nombre y apellido, en ocasiones, escritos con tinta invisible y mientras las cosas no se torcieran demasiado los efectos eran mínimos para unos pies que únicamente querían posarse sobre la tierra.

De la noche a la mañana las páginas salmón nos empezaron amargar el desayuno y la economía nos prestó un paraguas roto para que pudiésemos soportar la tormenta que estaba tocando esa tierra que antes pisábamos sin precaución. La economía, como ciencia social, únicamente sale en las conversaciones cuando los datos, los gráficos y las decisiones nos tocan en forma de tirotear nuestro día a día. En los tiempos malos la economía se ubica en el centro del debate.

De esta realidad se han dado cuenta recientemente los dirigentes políticos europeos. Uno a uno han ido cayendo como fichas de dominó en una partida de sexagenarios. Los resultados electorales del partido que está en el poder son proporcionales a la situación  económica en la que esté el país en el momento de convocar elecciones. Y si hablamos en términos de la UE, ya no únicamente el país, la elección depende también en cierta medida de la situación económica de los países de alrededor debido al impacto que sus políticas tienen sobre el país en cuestión. Anteriormente a la crisis económica sabíamos que estábamos dentro de la UE, sí, pero con la llegada del huracán hemos entendido, para lo bueno y para lo malo, que las políticas  no son únicamente nacionales y que las crisis no afectan solo a un país. Todo se expande y si un político de un país X cae, los cimientos tiemblan en el hogar, dulce hogar, de todos los presidentes de la UE.

Desde el inicio de la crisis han caído en la batalla económica Silvio Berlusconi, Gordon Brown, José Sócrates, Yorgos Papandreu, Brian Cowen, José Luis Rodríguez Zapatero, Lars lokke Ramussen y Nicolas Sarkozy. ¡Hasta a Berlusconi con todos sus escándalos le ha echado a patadas el devenir económico! Esta frase que se esconde entre los signos, tan expresivos y estimulantes, de admiración es bastante importante para entender la relevancia de los datos económicos sobre la política. Ya es conocido el peso que la política ha tenido en los últimos años sobre las decisiones económicas. Hechos que no estaban fundamentados económicamente fueron llevados a cabo únicamente por la expectación electoral que generaban. Pues bien, con la entrada de la crisis económica y con las consecuencias sociales que vienen subidas a su espalda, la economía se ha asomado a la casa de la política, ha derribado la puerta, ha entrado hasta la cocina, se ha sentado en la mesa, ha señalado con el dedo a todos sus habitantes y se ha puesto a tomar decisiones mientras se comía todas las perspectivas que el pasado había puesto sobre la madera. La economía tiene el timón de la política en situaciones de crisis. La UE tiene el timón de la economía. Aunque los políticos sigan haciendo llamamientos electorales con promesas bonitas, éstas no son más que bellas flores que mueren pisadas por la realidad económica y por el rumbo de las decisiones europeas.

Hace unos años, había problemas, sí, siempre hay problemas, pero la hierba crecía. Llovía y al día siguiente el sol salía de entre las nubes. Los partidos en el poder, fueran del color que fueran, tenían posibilidades volver a salir elegidos en las elecciones. En la mayoría de los países había dos partidos que se repartían las papeletas de las urnas. La crisis apareció y arañó esta realidad. Los partidos que estaban en el poder y que gestionaban la situación fueron cayendo. Algunos, como el caso de los laboristas en Reino Unido y de los socialistas en España, cayeron en elecciones, cayeron en las urnas siguiendo el dictamen de la mano social. Otros, como el caso de Berlusconi en Italia o de Papandreu en Grecia, cayeron por decisión de las UE y fueron sustituidos por los bastante discutibles tecnócratas. En cualquier caso, la realidad económica y su forma de acelerar los acontecimientos fue la culpable. Que sí, que pueden que hubieran caído igual, es probable, pero no de una forma tan drástica, no se hubieran situado a tanta distancia del partido ganador.

El mapa electoral fue cambiando con el paso de los meses. Los ganadores de las elecciones tomaron el timón y la situación no parece que haya cambiado demasiado. La política económica no depende de ellos, por mucho que digan en los debates electorales. La política económica se firma en la UE y la firma con más peso tiene un apellido alemán. Los dirigentes que han entrado y se han puesto el traje de las grandes ocasiones para gestionar la situación, tienen dos opciones. O siguen al pie de la letra las políticas que llegan desde la UE, con sus consecuencias negativas sobre la economía a corto y medio plazo. O intentan cambiar el rumbo captando apoyos para hacer las cosas de una manera diferente. La primera opción tiene una consecuencia clara para los Gobiernos: el coste electoral será elevado y los apoyos se irán reduciendo mes a mes a un ritmo incansable. Un política de austeridad, con subida de impuestos y bajada de gasto público añadida a la situación de la política monetaria, que de expansiva no tiene nada (aunque los tipos de interés sean bajos el crédito no llega  a la economía real), deprime la economía por todos los costados. Por lo tanto, y ante las previsiones tan negativas que anuncian la longevidad de la crisis, no nos debemos extrañar si los Gobiernos más recientes envejecen en un instante y las fechas de dominó siguen cayendo en Europa.

¿Qué puede suceder? Pues puede suceder la situación de Grecia. Los países que históricamente se han alternado en el poder han sido desgastados por la crisis económica. Los dos han bregado con la situación y los griegos no parece que estén dando palmas. Partidos minoritarios han logrado apoyos con los que sin la crisis económica no hubiesen contando. En países como Portugal, Italia, España… en los países que más sufren la situación económica puede suceder algo parecido. ¡Hasta en Francia ha sucedido y eso que se suponen que están capeando el temporal de una forma menos dura!

Una cosa está clara. La economía no perdona y cuando está enferma se lleva por delante a los médicos, al personal de enfermería y en ocasiones, y esperemos que no suceda, también se puede llevar por delante a todo un hospital. 

Daniel Franco

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