25/05/2012
ECONOMÍA
Empresas y mercado laboral
La política monetaria no está en
manos de España. El BCE la tiene en su tablero y mueve las fichas
independientemente de las decisiones de los países miembros. España, por tanto,
no puede devaluar la moneda para hacer más competitivos en el exterior los productos
nacionales. Es una realidad que aceptamos cuando entramos en la moneda única.
Hablemos de los salarios, de su
presente y de su inminente futuro. La determinación de salarios en una
económia depende de una serie de variables. Entre ellas está la tasa de
desempleo existente. En el país, en estos momentos, un 24,42% de la población
activa está esperando una llamada, un email o una entrevista que les haga salir
de casa e iniciar un camino con menos piedras y más llanura. ¿Qué sucede en una
economía cuando la tasa de desempleo se eleva? Las consecuencias en términos de
salario son bastante lógicas. Imaginemos que estamos en una empresa. Nos
contrataron hace un tiempo y bueno, las perspectivas antes de la crisis eran
bastante positivas. En la actualidad, en el mercado, hay miles de personas que
quieren tener nuestro empleo y que aceptarían, para salir del túnel del paro,
un salario inferior. Ya tenemos una primera conclusión: cuando aumenta la tasa
de desempleo, los salarios tienden a caer. En España tenemos un SMI (salario
mínimo interprofesional) y los salarios no pueden ser inferiores pero, aún así,
los salarios pueden acercarse a esa barrera y como consecuencia la renta
disponible de las familias disminuirá.
Una nueva reforma laboral se ha
puesto sobre la mesa ante el aumento preocupante del desempleo. Una de las
medidas tomadas ha sido el abaratamiento del despido. ¿Qué consecuencias puede
tener para una economía desempleada? Ya de por sí, el abaratamiento del despido
es una variable condicionante de la determinación de los salarios. Una
disminución de la protección de los trabajadores frente a los despidos
probablemente provoque una disminución del poder negociador de los
trabajadores. ¿Por qué? En la actualidad, a las empresas les costará menos
despedir y contratar nuevos empleados. Por lo tanto, y unido al aumento del
desempleo, el abaratamiento del despido puede provocar una disminución de los
salarios.
El desempleo, además de ser
elevado, es prolongado en el tiempo. Las personas tardan en buscar un puesto y
por lo tanto la prestación por desempleo se termina. Es como estar en un
desierto y ver que las reservas de agua están agotadas. Según llega la fecha en
la cual la prestación por desempleo se queda en 0, los trabajadores tienden a
aceptar salarios menores. ¿Qué decir de las personas que ya no tienen prestación?
Estamos en una época en la cual
nos están diciendo que tener un empleo es como que un billete de lotería
premiado se cuele por la ventana una tarde sin viento. Los que tienen un puesto
quieren conservarlo y estarán dispuestos a aceptar un salario menor. Con el
aumento del desempleo disminuye el poder de negociación. Los que no tienen un empleo,
y ansían poder ubicarse en uno para salir de una situación, en algunos casos de
hambre y angustia, serán menos exigentes y aceptarán empleos con un salario
menor. Las empresas, probablemente, tiendan a sustituir mano de obra cara por
barata.
Las empresas, que en estos
momentos, al igual que las familias y el Estado, están endeudadas (aunque en
mayor medida) perseguirán reducir el coste de producción. En este
momento no se están metiendo en proyectos de inversión, mas que nada porque
muchas no pueden. Están intentando quitarse la pesada carga de la deuda contraída
en el pasado y para ello, y en una situación en la cual la demanda interna ya
está deprimida, están recortando plantilla, disminuyendo jornadas laborales y
reduciendo el salario pagado. Los costes laborales se están reduciendo (en
España están por debajo de la media europea: 20,6 euros/hora según ABC) y por
mucho que digan, no eran especialmente elevados. La productividad, por
su parte, ha aumentado un 11,1% desde 2008 (según 20 minutos) y es el mayor
aumento de los países del euro. Este dato puede parecer bastante lógico ya que
la producción se reparte entre un menor número de factores (causado por el
aumento del desempleo).
Ante esta situación económica
recesiva y teniendo en cuenta los aspectos anteriores, las empresas buscarán una disminución de los costes de producción y el vehículo empleado para
conseguirlo parece que será el de la disminución de los salarios nominales (sin
tener en cuenta la inflación) pagados a los trabajadores. ¿Por qué? Pues, la
respuesta está, y esto hace recuperar el hilo inicial, en que España no puede
devaluar la moneda para hacer más atractivos sus productos y, parece que la vía
para conseguirlo será el de la devaluación vía salarios.
La demanda interna está en los
huesos. Parece un cadáver siendo devorado por buitres. El desempleo sigue
aumentando y la recuperación no parece cercana. ¿Cuál es el camino? Pues el
comercio exterior. En los últimos tiempos es el que está tirando del carro
económico. Por lo tanto, las empresas tenderán a buscar la salida de la crisis
más allá de las fronteras del país y para ello perseguirán que los productos
sean más atractivos en precio frente al resto. Sí, todo está
encadenado. La pregunta es, ¿la competitividad de España en el comercio
exterior en el futuro estará relacionada con la mano de obra barata?
Llegado a este punto cabe hacer
un pequeño balance:
Fuente: Elaboración propia
Disminuya o no el salario nominal de un español medio (en el
texto he supuesto que ocurrirá), el salario real (teniendo en cuenta el
componente inflacionario) ya está disminuyendo. El poder adquisitivo de los
españoles ya se está viendo reducido. Aunque los salarios se mantengan, los
precios, aunque ligeramente, siguen aumentando. Y si añadimos a esta realidad
la cifra del paro…la renta media en España tenderá, ya lo está haciendo, a
disminuir mientra la situación no se revierta.
Y bueno, ya se sabe, a este café
cargado aún se le podría añadir varias cucharadas más: aumento de impuestos,
recorte de gasto público… un tiempo difícil le espera a nuestro bolsillo (si es
que aún no está descosido).
Daniel Franco
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