1/03/2012
ECONOMÍA
Economía y política
Hace unos días el Parlamento Europeo aprobó liberalizar parte del mercado agrícola con Marruecos. Este acuerdo dictamina la supresión de determinados aranceles y el aumento de contingentes de determinados productos agrícolas (como el aceite de oliva,tomates, fresas...) que vienen del país norte-africano y a su vez, Marruecos permitirá la entrada de cereales, carne y leche producidos principalmente en el norte y centro del continente europeo.
Ya es de sobra conocido que en el comercio internacional el establecimiento de aranceles se transforma en una perdida de eficiencia irrecuperable para los consumidores. La postura marcadamente liberal es la que se está imponiendo en la UE con este tipo de acuerdos. Basan la parte positiva de este "trato hecho" con el país norte-africano en dos puntos. El primero es que los ciudadanos de la UE nos veremos beneficiados ya que los productos marroquíes se producen con un coste menor y por lo tanto el precio se verá reducido. En definitiva que habrá mas productos donde elegir y a un precio menor. La segunda cuestión que está en boca de esta corriente de opinión es que el comercio exterior de la UE por vía de las exportaciones se verá incrementando tanto en transacciones como en ingresos.
A los beneficios anteriores hay que añadir un tercero. El que más aparece en la televisión saliendo disparado de la boca de los responsables europeos: Europa contribuirá al proceso de democratización del norte de África.
Parece que la postura ha quedado bastante clara: todos nos bañaremos en una piscina de agua clara.
Metiéndonos en el fondo del acuerdo se llega a la conclusión de que la piscina no estaba tan llena como nos decían y el agua ni siquiera estaba clara. El acuerdo UE-Marruecos es un despropósito que va en contra de los intereses españoles, y más en concreto de los intereses del sur del país.
El sur de España tiene una condiciones privilegiadas en cuanto a terreno y clima para el desarrollo de ese tipo de productos y por lo tanto, durante la época del año más fría, se ven involucrados en una especie de "monopolio" a nivel europeo. Con este acuerdo se termina la situación anterior. Marruecos comparte el clima. También hace sol. También se desarrollan los productos que pueden crecer en Andalucía. A partir de ahora podrán entrar prácticamente sin trabas y en mayor cantidad. A ello hay que añadir que España no puede competir con Marruecos en igualdad de condiciones. No hay que olvidar que las condiciones laborales en muchos casos son pésimas. Conclusión: es de esperar que a medio plazo las exportaciones españolas de este tipo de productos desciendan.
¿Qué sucede si las exportaciones descienden? Las CCAA que salen principalmente perjudicadas son Andalucía, Múrcia, la Comunidad Valenciana y Extremadura. Estamos hablando de muchos casos de regiones en donde se han llevado a cabo procesos urbanísticos y en donde la crisis del ladrillo les ha escupido fuera de la realidad. Estamos hablando de regiones con tasas de paro superiores a la media de España (que ya de por sí es alarmante). Andalucía (31,3%), Múrcia (26,76), La Comunidad Valenciana (2545%) y Extremadura (28,59). Si ya de por sí son comunidades autónomas con una estructura productiva escasamente diversificada, el acuerdo recientemente firmado conseguirá quitar la escasa dosis de medicina que poseen. Conclusión: aumentará el número de desempleados en el sector de la mano del descenso de la demanda europea.
Como añadido a todas estas consecuencias negativas del acuerdo UE-Marruecos no hay que pasar por alto que España se queda sin ninguna contraprestación por el daño causado.
En la parte opuesta y para rebatir la afirmación de que con el acuerdo se pretende ayudar a las familias marroquíes no hay que obviar que el ámbito de exportaciones de productos está controlado por grandes empresas. ¿Llegará el aumento de beneficios a la agricultura familiar marroquí?
Tampoco debemos pasar por alto que el acuerdo lleva de la mano la liberalización del comercio de productos de la UE que podrán entrar a Marruecos sin grandes dificultades. Comercio de productos que en la mayoría de los casos están controlados por empresas francesas y alemanas. Conclusión: en primer lugar, es bastante dudoso que la liberalización repercuta en las pequeñas familias y, en segundo lugar, lo mayores beneficiados del acuerdo son los países que mueven los hilos de esta Europa tan mal repartida.
España no sale bien parada de este acuerdo. Va a ser un peso muerto para la agricultura del sur del país y un paso más para la liberalización con los países de los alrededores. Una ganancia de eficiencia, sí, pero una perdida, una gran perdida, para la agricultura española. Una piedra en el camino más en una UE que cada año pone más condiciones para la concesión de ayudas pero menos para este tipo de acuerdos.
Daniel Franco
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